Zidane se movía con la prestancia de un torero. Cada gesto suyo era pura maestría y elegancia innata, él orquestaba el juego con inspiración divina. Sus pases eran de una perfección pasmosa, como pinceladas https://zubairtqvt460887.liberty-blog.com/38758164/la-expulsión-más-recordada-zidane-2006